"Crónica de un amor" Parte 12

 

Capítulo 12

“El reencuentro “

Han pasado más de tres años desde la última vez que lo vi, pensé que las mariposas en mi interior estaban muertas. Pero al volverlo a ver descubrí que solo estaban dormidas, esperando el momento de despertar.

Jueves 01 de diciembre de 2022

Hace un par de semanas supe que volvería, y desde ese momento mi alma esta inquieta. Tengo miles de sentimientos encontrados, y un sinfín de emociones que no sé o simplemente no puedo explicar. Y es que, aun tengo la esperanza de volverlo a ver. Han pasado los años y el revoloteo de mariposas sigue en mi interior. A pesar de los años la añoranza sigue siendo mi compañera y el silencio mi cárcel. Anhelando lo que no se tiene, y con la fe de volver a mirar esos ojos color café.

A pesar de las dudas decidí irlo a verlo, he deseado tanto este momento, como tantos otros junto a él. El plan estaba tramado, iría a la función y llevaría un gran cartel para llamar su atención. Aun con contratiempos hoy por fin, me entregan la lona que mandé a imprimir. “Vaya que se ve espectacular, espero le guste tanto como a mí” me decía en mi interior.

Toda la semana me he sentido inquieta, nerviosa y hasta preocupada. Confieso que tengo miedo. No sé qué pueda pasar, ni cuál será su reacción al verme. No puedo creer que solo sea cuestión de horas para volverlo a ver. Ya con los preparativos listos, espero paciente a que llegue el día de mañana. La noche llegó y tal como lo supuse; no puedo dormir. No me cabe duda de que únicamente él tiene esa capacidad en mí. La mente divaga y el insomnio se apodera de mí una vez más; sigo sin poder creerlo…

Viernes 02 de diciembre de 2022

Por fin amanece y tengo miles de cosas por hacer, las horas pasan tan rápido. Me pregunto si ya habrás llegado a la cuidad. ¡Ya falta poco mi profeta querido!

El día transcurre con normalidad y desde mi perspectiva bastante rápido. No sé si es mi imaginación o si son las ganas que tengo de verte. Ya frente al espejo tu imagen se forma en mi mente, me robas la calma. Lista por fin, espero impaciente a que el taxi llegue por mí, la Arena no está tan lejos, pero el tiempo se me hace eterno. El taxi llega y arranca su caminar, los nervios están a todo lo que da. Por fin llegamos y la fila esta a reventar, son las 7:30 pm y el ambiente ya se siente. A pesar de que tardan en hacemos pasar, yo espero pacientemente, tengo una corazonada que me mantiene con la fe y la esperanza. Mientras tanto pienso en ti y en la hora de volver a verte. Soñando con volver a mirar esos ojos color café y anhelando con todas mis fuerzas que ellos me vuelvan a mirar.

Al fin entramos y con estás ansias que me carcomen por dentro encontré aún buen lugar. Estaba tan perdida en mis pensamientos que de pronto, al voltear al frente miré colgadas entre las cuerdas algunas playeras con tu imagen. La temperatura de mi cuerpo cambio, me puse helada y mi cuerpo temblaba. Hace tantos años que no me sentía así. Buscándote con la mirada al fin te encontré, tu no me viste, pero sé que pronto lo harás, y tengo terror. 

De pronto mi cara se iluminó cuando entre las playeras y la chamarra colgada entre las cuerdas te miré. Estaba viendo al ángel más bello, al ser más espectacular que haya visto en mi vida. Estabas tan enfocado en lo tuyo, atendiendo a la gente para la foto del recuerdo. Quería bajar hacia donde estabas y correr a darte un abrazo. Pero esta cobardía no me lo permitió, así que me tuve que resignar. Te confieso que fui acompañada a la función y mis acompañantes se armaron de valor y bajaron para tomarse una foto contigo, insistían en que bajara con ellos, pero el miedo que sentí fue más fuerte que yo. Lograron tomarse la foto y yo al ver las imágenes en el celular me llené de emoción. Me insistían en que bajara y me acercara a ti, con el pretexto de enseñarte la lona para que la firmaras (si supieran que ni plumón traje). En fin, yo solo te contemplaba y te buscaba con la mirada, anhelando que voltearas a verme. En cuestión de minutos recoges tu mercancía y la guardas en sus respectivas maletas, te vez espectacular, aunque estés en pants. Te vas tan de prisa por aquel pasillo, y en cuestión de segundos te pierdo de vista.

Vuelvo a mi realidad…

Entre la algarabía, el espectáculo comienza por fin. La primera lucha estuvo muy buena, hasta premiada por la afición resultó. Llega la segunda y así transcurren las horas en la función. Todo es gritos, a pesar de todo me mantengo con ánimo. La lucha anterior a la penúltima no puede acabar, ya quiero que termine porque en cuestión de minutos harás tu aparición. Al fin termina, igualmente premiada por la afición y anuncian la penúltima lucha, la más importante de todas. Me prevengo con la lona en manos, ansiosa y muy nerviosa. Ya quiero escuchar ese sonido que me hace soñar.

“El reencuentro”

La música empieza a sonar por fin te anuncian, pero por más que intento no logro verte. Al fin haces tú aparición entre luces y una multitud de gente, estoy tan emocionada. Siempre soñé encontrarme con “El Caballero de la rosa” y hoy por fin mi sueño se hace realidad. Por fin pude verte en esa faceta de la que hace muchos años atrás, cuando tenia 13 años de edad me enamoré. Recuerdo ese día como si fuera ayer, sin saber tu nombre real y sin haber visto por completo tu rostro, tus ojos color café detrás de ese antifaz me flecharon.

Caminas entre la gente, buscando a quien darle la rosa que traes en tu boca. No sabes cómo desearía ser yo la afortunada, pero eso es prácticamente imposible por la posición y el lugar donde me encuentro. La gente a mi alrededor te hace señas para que tú me des la rosa, de pronto ves a una niña entre la gente y es a ella a quien decides regalarle la rosa. Subes al ring y yo con la añoranza muevo la lona con gran euforia y comienzo a gritarte con la esperanza de que logres escucharme entre la multitud. Parece prácticamente misión imposible. Te quitas el antifaz y de pronto el milagro ocurrió…

Te acercas hacia mi dirección y te paras entre las cuerdas, tal como aquella vez en la arena México, cuando me buscabas entre la gente y me encontraste diciendo entre tus labios “Ahí estas”. No puedo creerlo, esos hermosos ojos color café me volvieron a mirar como hace tiempo atrás, y no solamente eso. Hacías señales de abrazos y corazones en el aire, al mismo tiempo que me mandabas besos. Dijiste algo entre labios, pero no logre entender el mensaje, solo sonreías y yo por instinto te mande muchos besos, el primero fue con mucho amor, al mismo tiempo que al igual que tú, te hacia señas de abrazos y corazones en el aire.

Estamos a pocos metros de distancia, pero no podemos abrazarnos como quisiéramos. Los dos sonreímos como un par de niños, nuestros ojos brillan y reflejan emoción. Por tu reacción supe que la lona te encanto y que te dio gusto verme. No sé si lograste reconocerme o si pensaste que soy una fan cualquiera. Te grite “Te amo”, “Te amo mi profeta querido” muchas veces mientras tu me mirabas y hacías corazones. El tiempo se volvió a congelar, nadie existía, solo tú y yo…

Estaba frente a mi ángel, mirándolo otra vez después de tanto tiempo. Te confieso que te he extrañado tanto…

Comienza la acción y te vuelvo a ver enfocado en lo tuyo. Parecen lentos y hasta un poco torpes tus movimientos, no quiero ilusionarme de más y pensar que fue porque yo te desconcentré. Aun así, sigo gritando como loca, en señal de apoyo al mismo tiempo que con gran emoción muevo la lona. No me importa si la gente nos vio, para mi no existe nadie, solo tú “mi profeta querido”.

Por fin tuve el valor de gritarte lo que siento, al menos de gritarte con todas sus letras “Te amo”. Porque sí, te amo con cada latido de mi corazón, con todas mis fuerzas. A pesar de los años nunca pude olvidarte. No cabe duda de que eres inolvidable, y es que jamás podría olvidar al hombre que me lleva al cielo y al infierno a la vez. Sólo tú tienes esa capacidad para hacerme feliz y para destrozarme también. Mi amor por ti es tan infinito, que sé que estoy condenada a amarte para toda vida y para toda la eternidad.

Me siento libre de mis pensamientos, ya no soy prisionera de esta cárcel llamada silencio. Por fin deje esta maldita cobardía y pude gritarte lo que este necio corazón siente por ti.

La gente te abuchea, pero a pesar de ello, logramos ganar la lucha. Y digo logramos, porque disfruto cada una de tus maldades en el ring y sufro con tus derrotas. La lucha se fue tan rápido, que el tiempo se fue prácticamente volando, no puede ser que este hermoso momento se haya terminado. No quiero que termine, no quiero que te vayas. Podría contemplarte por toda la eternidad, daría mi vida misma por poder ver esos hermosos ojos color café todos los días. ¡Te amo tanto…!

Te vas tan rápido y yo, vuelvo a mi triste realidad…

Empieza la última lucha, y yo únicamente pienso en lo ocurrido. No logro sacarme esas imágenes tan bellas de mi mente. Las atesoro como uno de los momentos mas bellos de mi vida. Cómo me arrepiento de no haberme acercado a ti hace un momento.

El espectáculo termina, ya pasa de la media noche y no pierdo la fe de verte otra vez. Ojalá te pudiera encontrar a la salida, pero no creo eso posible. Mientras salgo del lugar pienso en lo ocurrido y en tantas preguntas que tengo en la cabeza. ¿Me habrás reconocido? ¿Qué estarás pensando? ¿Volveremos a vernos?

No sé que pueda pasar, pero de lo que sí estoy segura es que me llevaste al cielo en cuestión de minutos. Sin tocarme me llevaste a la cima del cielo, a las estrellas. Miles de emociones están dentro de mí. El taxi llega y arranca a su paso. La plática es amena con el conductor, pero me desconcentro al pensarte, al soñarte.

Llegando a casa, el tiempo transcurre a su paso. Ya pasan de las 3 am y yo sigo sin poder dormir, pensando en ti y suspirando todo el tiempo. No sé cuando volveré a verte, pero prometo hacer a un lado mi cobardía para acercarme a ti. Me queda la esperanza de soñarte y de que nuestras miradas se vuelvan a cruzar.

Solo te digo GRACIAS mi profeta querido, ahora más que nunca deseo volverte a ver…

 

CONTINUARÁ…

 

Comentarios

Entradas populares