"Crónica de un amor" Parte 10

Capitulo 10
"Cuando tus ojos me miran"


Después de una semana estresante, se acerca el día de nuestro encuentro. Siento que el destino por segunda vez está a mi favor. Hace días supe que venias pero no tenía planeado ir a verte. Pero afortunadamente todo se resolvió. Estoy ansiosa porque sea viernes. Después de tanto tiempo sin verte por fin se da la oportunidad.  A ver qué pasa…

Jueves 28 de Febrero 2019

¡Me lleva, otra vez no puedo dormir! Definitivamente tienes esa capacidad de cambiar mi estado de ánimo y mis emociones. Mi ritmo cardiaco se acelera de nuevo, divagando en mis pensamientos. Mañana es el gran día, pero te confieso que ya no espero nada.  Pienso en ti; mi todo de la nada, y en cómo es posible que aunque pasen los años yo te siga queriendo así, con la misma intensidad y si se puede mucho más. Ya quiero verte…
Siento tanta emoción  y de tanto pensarte, sin darme cuenta me quedo dormida.

Viernes 01 de Marzo 2019

Y llegó el día…

Después de una noche sin poder dormir, por fin amanece. El día transcurre con toda normalidad, como siempre. Este día es diferente al resto, tiene algo especial en el ambiente. Es hora de darme un baño necesito relajarme…

Comienzo a prepararme, quiero verme bien, porque si tengo suerte espero voltees a verme. Quede de verme con un amigo en Aeropuerto, mi cómplice en esta locura, él me anima y me aconseja que debo romper el hielo entre nosotros y acercarme a ti. Pienso que tiene razón, pero este espíritu cobarde que no me deja. Si tan solo me dieras una señal… 

Recibo una llamada; el taxi de siempre me queda mal, ahora tendré que buscar quien vaya por mi cuando termine la función. Era tan bonito como para ser cierto, después de que no tenía planeado ir a verte y de que el destino conspiró en mi favor parece que éste se arrepintió porque no encuentro transporte y las cosas se me están complicando. ¡Qué suerte la mía!

Mientras me arreglo, mirándome al espejo, tu imagen aparece en mi mente. Me pregunto si ya habrás llegado, y en cuál será tu reacción al verme. ¿Será que corro con suerte?

Después de tanto batallar al fin encontré taxi, que buena onda. Llego el momento; es hora de irnos. En el camino, llena de nervios, pienso en ti, en las ganas que tengo de verte, aunque sea de lejos; en silencio como siempre. No espero nada, solo me conformo con verte  desde un balcón y de lejos.

El tráfico es un caos, tenía que ser; es viernes. El camino se me hace eterno y la Zaragoza que está a reventar. Ya quiero llegar pero debo ser paciente, después de todo ya falta menos, si pude esperar tanto tiempo que no espere un par de horas más. 

Al fin llegamos, mi amigo ya debe de estar esperándome. Y así fue ya tenía rato esperando. En el camino vamos cotorreando, eso ameniza el momento y calma un poco mis nervios y estas ansias de verte. 

Llegamos a la majestuosa Arena México, decidimos esperar un rato en el estacionamiento, espero coincidir contigo pero lo dudo, tú siempre llegas puntual y es casi imposible que te vea. 

Salimos a comprar nuestras entradas, unas botanas y algo para tomar, muero de sed. Es momento de entrar y así lo hacemos con los mismos protocolos de siempre: revisión exhaustiva. 
Subimos escaleras, se me olvidaba el dolor de piernas que esto me ocasiona pero ni modo, tendré que aguantarme y no me importa con tal de verte subiría en tacones esas escaleras  las veces que sean necesarias aunque se me acalambren las piernas. 

Parece que será una noche especial… No puedo creerlo. Tomamos nuestros lugares, esta vez me puse enfrente de donde salen a luchar; algo me dice que ese es el lugar indicado y que algo bueno esta por pasar, ojala sea lo que estoy pensando. 

Colgamos la lona en señal de apoyo, pero tengo que diseñar una nueva porque han surgido cambios. Mientras colgamos la lona, suena de fondo la canción de los cafres “si el amor se cae” una de mis canciones preferidas, hubieran puesto  la canción de “tus ojos”.  Matamos el tiempo tomándonos fotos y cotorreando para que sea más liviano el tiempo, pues la función aún no empieza. 

Comienza el espectáculo y yo fascinada me siento como pez en el agua. Como me gustaría subirme a un ring y practicar este deporte tan maravilloso, gracias al cual te conocí ¡Bendita Lucha Libre! 

El tiempo pasa lento, al menos así lo siento, ya quiero que salgas en acción pero debo esperar. Así que disfruto el momento y de cada lucha.  Es momento de la cuarta lucha y ésta me aburre tanto; es mano a mano y de los dos que están no se hace ninguno. Por fin termina y se apagan las luces. Ya me dieron los nervios…

Se apagan las luces…


Salen los del bando contrario (Técnicos). Es el turno de los rudos. Mis piernas empiezan a temblar y mi ritmo cardiaco se acelera como si ya supiera que estas por aparecer. Entre luces y humo haces tu aparición junto con Cibernético y Gilbert el Boricua mejor conocido como “El Mesías”.  Aparece el centro de mi universo. Siempre tan perfecto y mi mundo es otro. Te paras enfrente de donde estoy, volteas hacía arriba, pareces buscar a alguien entre la gente pero aún no me ves, y eso me angustia. ¿Será que me buscas? 


La lucha comienza y yo feliz de la vida te echo porras. Grito a todo pulmón para que me escuches pero es difícil porque entre tantos gritos y tanta gente es imposible que me  escuches, pero no importa seguiré gritando como loca. Todo va bien, sólo que no he tenido suerte. Estas tan concentrado en lo tuyo con esa mirada tan seria. Me siento tan feliz, es como si estuviera en el mismo cielo contemplando al ser más bello que han visto mis ojos. Si tan solo voltearas a verme pero no creo tener tanta suerte al menos eso creo. 

Mirando al ser más bello  sobre la faz de la tierra, mis ojos no hacen otra cosa más que verte y buscar tu mirada ¡Mírame amor mío! ¡Mírame por favor! 

Sufro con cada golpe que te dan y disfruto de tus maldades en el ring. Soy tu cómplice mi amor. Te siento vulnerable y solitario. La gente que se dicen ser tus amigos te dan la espalda, te lastiman y traicionan. Pero a pesar de todo yo te soy fiel e incondicional y pase lo que pase siempre estaré contigo y nunca te voy abandonar. 

Sigo cada uno de tus pasos y de pronto ocurrió el milagro... 

Algo mágico paso.  Te subes a la tercera cuerda y quedas parado justamente enfrente de mí y por fin me encuentras… Como un milagro volteas la mirada donde estoy, y me miras... Nuestras miradas se encuentran de nuevo. Ves la lona que te hice con tanto amor y haces señas, al mismo tiempo que sonríes… 

No puedo creer lo que está pasando me tomas en cuenta y feliz presumes la lona mientras la señalas al mismo tiempo que sonríes y me miras. Esa sonrisa me deja inmóvil… sin palabras. Tú volteas a verme y mi mundo cambia. Nuestras miradas se cruzaron. Me pierdo en ti, disfruto del momento, mirándote tan cerca de mí, como quisiera tocarte. Te quedas parado un largo rato.  No dejas de mirarme, si supieras que todo se ilumina cuando tus ojos me miran.

En cuestión de segundos cambias mi estado de ánimo, tienes esa capacidad de cambiar mis emociones. Cuando te tengo cerca mis piernas tiemblan y me quedo totalmente muda… sin aliento.
En un acto de amor te mando besos sin parar y te hago señas como si te abrazara ¡Muero por abrazarte! Tú solo me miras pero noto un brillo especial en tu mirada. Esos segundos para mí fueron los más felices. Eres como un imán que me atrae con tanta fuerza y sé que yo para ti soy un imán que te atrapa.

Por un instante nuestro mundo vuelve a ser el mismo solo somos tú y yo, el resto no existe, nuestras miradas lo dicen todo. Me quedo muda y no logro pronunciar palabra solo tú tienes ese efecto en mí. Y es que todo cambia y mi mundo se ilumina cuando tus ojos me miran. Provocas en mí una tormenta de emociones con tan solo ver tus ojos.  

No puedo creerlo; no me dejas de mirar y yo tampoco puedo dejar de hacerlo, ambos estamos mudos, no decimos nada, sólo nos miramos. me pierdo en ti, en ese paraíso que son tus ojos color miel, esos ojos que son mi perdición. Mis ojos me delatan y aunque sólo fueron un par de minutos para mí fue la más hermosa eternidad. Todo se ilumina cuando esos ojos me miran.   

Nos perdimos en nuestras miradas, en esa conexión tan fuerte que nos une. Esas miradas nos delatan, no decimos nada pero nuestros corazones lo dicen todo, se entienden tan bien. Te noto sincero, contento y muy feliz, siento que me extrañaste y que también deseabas este encuentro. Te importo y en el fondo me quieres. Vida mía dame una oportunidad. 

¡Mi Profeta Querido! Moría por gritarte esa frase que ilumina tus ojos, pero no pude mi amor porque soy tan cobarde. No pude decirte nada. Tocando la gloria al mirarte sin tocarte aun. Pude tocar tu alma y tu corazón. Gracias infinitas por tanto…

El espectáculo continúa, con una sonrisa en mi rostro y mis ojos llenos de luz, brillando de una manera especial siempre que tú los miras, mi rostro se ilumina, y se me acelera el corazón. Me siento feliz; inmensamente feliz. ¡Cuánto te quiero Cristóbal! ¡Mi Cristóbal! 

Regresas al ring y entre mis gritos, logras concentrarte y dar una buena lucha, con esos movimientos y ese llaveo tan impresionante y espectacular que te caracteriza. Sigo gritando hasta que termina la lucha. Ni modo perdimos. 

Termina tu lucha y regresas a camerinos, te pierdo de vista. Las luces se apagan de nuevo para dar continuidad a la última lucha. Esta se desarrolla con total aburrimiento al menos para mí fue la peor de la noche. 

Termina el espectáculo y es momento de regresar a mi realidad. El taxi ya está afuera. Salgo de la Arena, afuera se siente fresco el clima y la luna refleja la felicidad que me invade en estos momentos. Buscando el taxi hasta que lo encuentro me despido de mi amigo y le doy las gracias por todo. Nos subimos al taxi, y con todo el dolor de mi corazón me voy. No quisiera irme, te dejo mi corazón y mi vida entera. Rezare por ti como todos los días y me voy con este maravilloso momento guardado en mi memoria y en el corazón.

Platicando muy amenamente con el taxista, mientras transitábamos por las calles de la ciudad, pensaba en ti, en este día tan maravilloso. En tu carita tan hermosa, tu sonrisa y el brillo de tus ojos cuando nos miramos. No dejo de pensar en ese momento tan bello. Eres mi milagro. 

Tanto le pedí a Dios por una señal tuya para poder acercarme y me la diste. Ahora me toca a mí y te prometo que en la primera oportunidad que tenga me voy acercar a ti, aunque muera de miedo. Adiós amor mío. Que dios te cuide siempre mi ángel.  

Por fin llegué a casa, con una sonrisa en los labios. Le doy gracias a dios y a la vida por esta oportunidad, porque te necesito y quiero recuperarte. Quiero verte de nuevo, si por mi fuera te vería cada minuto,  cada segundo,  toda una vida.  Ahora más que nunca deseo volverte a ver y esta vez no me bastara con solo verte. 

CONTINUARA…

Comentarios

Entradas populares